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Pinté a mi madre adolescente como ya dije e inmediatamente una cabeza de Arenas muy expresiva no digo retrato porque no lo es en un sentido convencional si tal cosa existe, aunque yo que lo conocí bien diría que sí que es su cabeza. El fondo es de un blanco amarillo que podría definirse como visceral porque es un color que creo se hallaría fácilmente si le abren a uno el cuerpo, y tiene un ojo entrecerrado Arenas en esta cabeza de la que hablo y el otro redondo muy abierto más que ojo vórtice y la boca ensimismada. Salió así no lo pinté buscando nada ni intentando decir nada fue saliendo y el pelo encrespado hasta formar una especie de casquete como a él le gustaba llevarlo.
Seguiré pintando a los fusilados como hasta ahora aunque cada vez más sueltos, pero he comenzado a bocetar en un cuaderno y a pintar en mi cerebro que es donde mejor pinto estas cabezas (la de Arenas sería la primera) que ya son otra cosa.
