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Trabajo en un cuadro que tal vez me aproxime al jardín, a la manera de pintar el jardín, se entiende. Se llamará Luz de mayo y hay dos cuerpos abrazados sobre la hierba y es de mucho color y estos sobre todo los rojos y los verdes tienden al temblor. También he comenzado el retrato de una muchacha y me va saliendo muy alejado de los retratos que he venido haciendo: los fusilados, los niños y los deportistas judíos. Estoy pintando a la muchacha sin usar mi habilidad para pintar a tal punto que cuando sale algo “bien pintado” lo tapo. No quiero representación o la menor representación posible. Pero que sea ella o incluso más ella que representada, eso sí. No sé si lo conseguiré ni siquiera sé si es posible. Bueno, es posible, pero no sé si yo soy capaz. A veces pienso que lo mejor que podría hacer es lo que hace la mayoría de los pintores, ceñirse a un método, pero lo cierto es que a mí me aburre seguir un método. Y mientras más controlo ese método más me aburre.

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© Juan Abreu, 2006-2019