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Ayer estuve mirando a Reinaldo en películas y documentales y me produjo una gran emoción. Hace poco revisé un libro mío que relata sus días de perseguido en La Habana y una cosa me llevó a la otra. Volví a leer todas aquellas páginas, buscándome. Un hombre como yo es lo que escribe y poca cosa más. Lo perseguían los fidelistas como a un animal por los montes si algo define el carácter siniestro del fidelismo es esa persecución. En la pantalla era joven y hermoso Reinaldo otra vez, la muerte aún no lo había alcanzado. Lo de verlo fue ya tarde, antes de irme a dormir.

Después desperté en medio de la noche y pensé la vida es una llamarada.

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© Juan Abreu, 2006-2019