2014

Los guerrilleros de mis cuadros se han ido a las montañas y allí flotan amorosos y calientes hay que decirlo lo de las guerrillas y lo militar en general siempre ha tenido para mí un hálito de ruda sexualidad: la llamada camaradería viril es al menos en parte deseo reprimido. No hay épica revolucionaria sin varones violentos y creo que es hermoso y necesario que en mis cuadros aparezcan estos varones inmersos en una suerte de delicadeza femenina que ellos odian y que consideran ofensiva y que los desarticula como símbolos. El llamado Che chupando polla ya no es símbolo de nada vuelve a ser un ser humano recupera su humanidad chupando polla el Che. El odio puede llegar a ser una fuerza civilizadora. Me burlo del Ché y de los Castro porque los odio pero no puedo evitar que mi arte los humanice.

Los que piensan que el arte no debe internarse en estos territorios tienen derecho a pensarlo pero yo creo lo que creo y actúo en consecuencia.

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© Juan Abreu, 2006-2019