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Pinto a Pedro Díaz Guerra y mientras lo pinto escucho al gran Bebo Valdés. Y toca Bebo la Comparsa de Lecuona. Qué maravilla toda la elegancia de esa Cuba desaparecida y ya irrecuperable en la música y en la manera de tocar el piano de Bebo Valdés. Y. En cuanto acaba. Ya saben ustedes como soy, pongo la misma Comparsa pero tocada esta vez por Chucho Valdés, el hijo castrista de Bebo. Y queda claro nuevamente como si hiciese falta la superioridad humana y musical y de todo tipo de la Cuba de antes la Cuba de Bebo Valdés. La interpretación de Chucho (qué nombre tan apropiado) el hijo fidelista y castrista de Bebo es puro virtuosismo sin resonancias y llegado un momento se permite hasta vulgaridades efectistas no tiene ni idea de lo que es la Comparsa de Lecuona la elegancia ejecutoria que exige y tengo que quitarlo porque me parece que poniendo a este Chucho estoy ofendiendo al padre, a Bebo Valdés, y ofendiendo a la Cuba que fue.


Patria

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