Estampas

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Miércoles, 30 de diciembre de 2020

El gato amarillo busca los rincones más tibios de la casa y se echa y permanece largo rato inmóvil. Después cambia de sitio y vuelve a echarse. Sigue esbelto, pero es como si una flecha sombría lo hubiera alcanzado.

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Martes, 29 de diciembre de 2020

Me gustaría también pintar un poco antes de reventar, mi soberbia es tan grande que estoy seguro de que podría pintar cien cuadros que me hicieran un lugar en la pintura no digamos en la pintura mundial pero al menos en la aldeana pintura de la isla pavorosa. Pero. No sé. Al final moriré en la encrucijada que me mostró mi querida Lydia Cabrera una tarde lenta en Miami: No se puede servir a dos dioses. Dijo. Bueno. Es posible. Pero yo lo seguiré intentando hasta el final porque la obstinación es la luz en las negras praderas.

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Lunes, 28 de diciembre de 2020

Asocio los días de fin de año con grandes vientos. Ya los echaba de menos pero hoy amaneció ventoso. Termina el Año del Virus Chino que no se puede decir que es chino porque las cagaleras de Occidente, de Europa sobre todo, inundarían medio mundo y podría ser más letal el maremoto de cagaleras europeo y occidental que el propio virus chino. Lo que acabará con Occidente es su culogorda cobardía. Este año he trabajado moderadamente no todo lo que me hubiera gustado terminé de revisar y dejar listo para publicar el segundo volumen de las Emanaciones (2012-2015), pero aún trabajo en el tercero. También ultimé la última versión de una novelita Mó y yo y, creo, he acabado Eros y política, mi galería de retratos de políticos españoles vistos a través de mi famosa mirada genital. Lo que quiero es dejar listos para publicar todos los libros que tengo a medio hacer antes de que reviente porque después que uno revienta nunca se sabe qué pasará con lo que ha escrito (o pintado). Conozco casos espeluznantes. A veces pienso que lo mejor sería quemarlo todo a tiempo, pero no creo que tenga valor para hacerlo. El mundo avanza hacia la imbecilización absoluta si estoy convencido de eso, y lo estoy, para qué dejar nada. Oh, vanidad, cuánta debilidad me permito en tu nombre.

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Domingo, 27 de diciembre de 2020

Estorninos, urracas, petirrojos, currucas y gorriones campan por el jardín a sus anchas debido a la ausencia de mi gato amarillo. Se ve muy vacío el jardín sin el gato amarillo. Mi gato amarillo agazapado siempre bajo la tumbona o en la penumbra a los pies del naranjo. Qué esbelto cazador mi gato amarillo. Tal vez su destreza para cazar fue la causa de la infección que sufre pudo infectarse al matar a una rata me dice la veterinaria. Mata muchas ratas mi gato amarillo. Por cierto, anoche me llamaron de la clínica con buenas noticias parece que la infección cede eso dicen los resultados de las pruebas de ayer. Sentí un gran alivio. Ahora mismo hay al menos diez pájaros devorando las olivas maduras caídas aterrizan y despegan aterrizan y despegan se han sumado algunas palomas. Aprovechen aprovechen les digo que pronto estará de vuelta mi esbelto cazador.

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Sábado, 26 de diciembre de 2020

La mañana muy fría el sueño inquieto y despierto con la sensación de que el mundo se va vaciando. A las once voy a ver a mi gato amarillo y lo encuentro tal vez un poco mejor la veterinaria es muy joven y emplea una jerga técnica para disimular su inexperiencia. Mañana lo sacaré de aquí y lo llevaré a casa. La clínica está en Barcelona y detesto ir a Barcelona una ciudad que debería ser bombardeada sobre todo los edificios gubernamentales cada quince o veinte años a lo sumo. El gato amarillo trata de maullar pero emite unos sonidos lastimeros, será por un tubo que le han insertado en el cuello y que va al esófago por ahí lo alimentan. Ronronear sí. Ronronea en cuanto le hablo y lo acaricio. Yo lo veo más repuestico, como decía mi madre generalmente cuando visitaba a un enfermo ya en las últimas. En la vida no hay motivo alguno para ser optimista, pero con mi gato amarillo lo seré.

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Viernes, 25 de diciembre de 2020

Regreso de la clínica donde mi gato amarillo pasó la noche. Puede que todo se deba a una infección en la vesícula que es bastante común me dice la veterinaria (debido al horror de estos días de fiesta lo he tenido que llevar a otro veterinario) y se resolverá con antibióticos. O. Puede que sea algo peor. Hay que esperar el resultado de las pruebas. Hoy, también, pasará la noche en la clínica. Le han rapado parte del cuello y de la barriga y le han puesto una vía para alimentarlo se ve desmejorado mi gato amarillo. Aunque se puso a ronronear enseguida cuando le pasé la mano por la cabeza y le dije ¿cómo está mi niño? Qué poca cosa la vida en dos míseros días ha perdido mi gato amarillo su gran belleza.

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Jueves, 24 de diciembre de 2020

Hoy comeremos cordero, soy cada vez más alérgico al cerdo en mi alergia general a todo lo pavoroso lo del cerdo destaca. Ya en mi novela Cinco cervezas (2004) hablo de estas alergias que me provocan las comidas cubanas. Todo en mi rechaza ya la pertenencia. Lo veo muy saludable hay que huir cada vez más lejos del lugar donde uno nació en todos los sentidos. El lugar donde uno nació es siempre una trampa y una estafa. Tostones y frituras de malanga sí que comeremos hoy, ay, tengo aún mis debilidades; en este año que viene trataré de remediar eso, aunque con lo de la malanga no sé si podré. En la casa de la infancia en Nochebuena después de la cena (antes que nos liberaran aunque pobres y hasta muy pobres cenábamos opíparamente) solíamos sentarnos en el muro del portal a mirar el cielo en busca de una estrella fugaz para pedir un deseo.

De todo aquello sólo queda la costumbre de pedir un deseo así que hoy pediré a mi madre, estrella fugaz, que me de fuerzas para enfrentar al enemigo con la mayor entereza y de la manera más implacable. Así sea.

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Miércoles, 23 de diciembre de 2020

Al amanecer el gato amarillo se quejaba unos maullidos muy extraños y cuando bajé no se movía y sacaba y metía la lengua compulsivamente y soltaba una baba gruesa pensé que lo habían envenenado y enseguida recordé a mis perros envenenados por los vecinos en la isla pavorosa y sentí una furia inmensa la santa furia el famoso “pronto” de los Abreu y lo acaricié y le pregunté qué le pasaba y me dije cálmate Abreu cálmate no te dejes llevar por los genes Abreu que son dados a estos “prontos” vuélvete hacia tu madre dulce y compasiva y eso hice y me calmé y metí al gato en su jaula de ir al veterinario y lo llevé al veterinario y todo el viaje pobrecillo estuvo maullando desconsolado. Yo iba pensando si un vecino me envenenó el gato lo despellejaré vivo es lo menos que le haré me abandonaré a mis genes Abreu y daré la espalda a los genes de mi madre. El veterinario le puso una inyección parece una intoxicación me dijo y no ve gravedad y he de estar atento a su comportamiento en las próximas horas y tengo que darle unas pastillas mezcladas con la comida disminuirá el efecto de cualquier cosa tóxica que haya ingerido. Eso me dijo. Además le hizo una ecografía del corazón porque había una posibilidad, pequeña, de que los males de mi gato amarillo tuvieran que ver con alguna dolencia cardiaca. Dijo. La ecografía no mostró nada digno de inquietud por suerte. Regresé a casa más tranquilo el veterinario muy amable y regresé meditando acerca de esa dualidad genética heredada que me hace dulce y compasivo (sobre todo con las mujeres) pero si es necesario me arma de una furia ciega la santa furia es decir el famoso “pronto” de los Abreu. Creo que es la combinación perfecta.

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Martes, 22 de diciembre de 2020

Viene a Barcelona mi amado Rey Felipe VI (ahora soy muy monárquico) pero viene, dice, en viaje de carácter privado a entregar el Premio Cervantes a un poeta local (en España hoy por hoy sólo hay poetas locales), a un Margarit poeta espantoso. Es cierto que el premio Cervantes se lo dan a cualquiera. Pero. ¿Un viaje privado? ¡A entregar el premio más importante (dicen) de las letras españolas! Pamplinas. El Rey se ha rendido es la conclusión que saco del viajecito. Viene a hurtadillas y con la española cabeza baja. No quiere molestar a los bárbaros. Pero. Un Rey viaja como un Rey o no viaja y no se acobarda ante una tropa de bárbaros (tribales periféricos) siempre ha de comportarse como un Rey, incluso en el cadalso. Comportarse como un Rey, ser Rey, enfrentarse a los bárbaros, eso es lo que hace Rey a un Rey.

No quería molestar a los tribales catalanes. Y. ¡Viaje privado! ¡Que sólo se anuncia cuando el Rey está de regreso a la seguridad en Madrid!

Y la prensa española como puta en Cuaresma.

Qué vergüenza.

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Domingo, 20 de diciembre de 2020

Ya es hora ¿no les parece? de dejar de andarse por las cobardes ramas y llamar a las cosas por su nombre. Si se rasca un poco y se deja uno de ficciones y de buenos deseos e intenciones y de voluntad de vivir juntos los distintos tralalá qué bonito, lo cierto es que los independentistas catalanes y vascos encabezan un proyecto etnicista. Y los respalda y vota un montón de gente. ¿Son mayoría? No. Pero eso carece de importancia. En cuarenta años nunca han sido mayoría, sin embargo han impuesto su proyecto etnicista a la mayoría no solo en sus provincias, sino en toda España. El etnicismo, sépanlo, no es más que el racismo de toda la vida, pero en plan posmoderno. Estos etnicistas o racistas posmodernos odian a los españoles porque les consideran inferiores. Quieren separarse para que no los confundan con la chusma española, no quieren ser libres, ya lo son, lo que quieren es librarse de la basura española. Métanse eso en la cabeza y déjense de la tontería de la convivencia (a la mierda la convivencia) o terminarán (no digo terminaremos porque yo escaparé a Portugal) gobernados por esos neo-racistas y viviendo como gente inferior en su propio país España (el único país que hay en España). Y con el tiempo, no lo descarto, terminarán de siervos de estos neo-racistas y se verán obligados a hablar las insignificantes jerigonzas vasca y catalana y a ponerse esas gorras como palanganas funerarias que usan los vascos o a encaramarse unos encima de los otros como los catalanes. O a cosas aún peores.

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