Estampas

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Viernes, 1 de julio de 2022

Ahora me ha dado por salir a pasear los perritos ¡y al mercado! sin calzoncillos. Yo uso calzoncillos ajustados, no sé ustedes. Más que nada porque tengo los huevos algo colgantes (iba a escribir bastante) y con este calor, me sudan y hierven. A mí los huevos que me gustaría tener son los de mi amigo Víctor, recogidos, compactos. Una maravilla práctica y estética. Pero. Qué le voy a hacer. No sé cómo no se me había ocurrido antes lo de andar sin calzoncillos. Hasta me entra un fresquito por las perneras de los pantalones cortos, que son de esos anchos, de camuflaje. Una delicia. Ya casi ni me sudan los huevos no importa el calor que haga. Y me los noto como alegrillos y hasta (perdonen el literario exceso) cantarines.

Pensé que les gustaría saberlo.

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Jueves, 30 de junio de 2022

Ha muerto Fina García Marruz. Fue por la vida escribiendo poesía de segunda (seamos generosos en la luctuosa hora), picoteando en la originalidad del genio Lezama, como casi toda esa generación llamada origenista. Si alguna vez la señora Marruz tuvo la posibilidad de ser una poeta importante (yo creo que nunca la tuvo), la traicionó al convertirse en una poeta de la Revolución. Se puede ser un canalla y excelente poeta, pero eso exige cierta malvada grandeza. De la que carecía la señora Marruz, pequeña y segundona.

La Marruz puso su talento al servicio de la justificación del crimen y la miseria por otros padecida. O, como dijera el poeta Ariza, para disfrutar de “la ancha miel” reservada a los poetas revolucionarios, es decir, a los lacayos. Al poeta Ariza, como se sabe, lo encerraron en Mazorra (hospital siquiátrico usado por el castrismo como centro de torturas) y le aplicaron numerosos electroshocks por querer enviar al extranjero un manuscrito. Y. Mientras el cerebro de Ariza, y de tantos otros, se freía de diversos modos (purgas, campos de trabajo forzado, ostracismo, cárcel) Marruz representaba y servía de cuartada intelectual y cultural a los asesinos y a los torturadores de Ariza y de tantos otros.

A la señora Marruz le deseo lo mismo que a todos los esbirros de la cultura cubana: que al llegar al Infierno allí la espere Reinaldo Arenas y le propine una merecida patada en el culo.


Coda.

Qué trampa tan bien hecha nos han hecho
que somos el ratón y la carnada
la pared y la punta de la espada
el embudo y su cono más estrecho

¡Qué modo de torcernos tan derecho:
a un mismo tiempo crimen y coartada,
se escucha en la atmósfera enlutada
un ronronear de gato satisfecho.

Y un grito que penetra por el pecho
y un dolor de pared ensangrentada;
y un veneno que a gota destilada

baja a la ancha miel, de otros provecho.
¡Qué trampa tan bien hecha y adornada
con nuestro propio estilo contrahecho!

René Ariza, desde la prisión de El Morro (1976)

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Miércoles, 29 de junio de 2022

Ascendía hasta las cumbres de San Francisco y la bahía con su mítico Alcatraz y su Clint Eastwood. Fueron los días en que Antonio y Marta me llevaban a conocer la gran ciudad y ese suetercito que llevo creo que me lo regaló Florencio. Florencio era el tío de Marta. Tal vez fue el mismo día en que visitamos el Golden Gate, pero no estoy seguro. La misma ropa, es verdad, pero tenía poca ropa. El clima me empezaba a gustar, en pleno verano en cuando atardecía tenías que ponerte algo porque hacía fresquito. Véanme en agosto. Y desde las cumbres de la ciudad contemplaba mi pasado y lo veía como un trozo de ternura una pelambre de mujer o un trago de leche materna.

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Martes, 28 de junio de 2022

Algo ha pasado con Pablo Milanés en La Habana. Por lo que leo, ha tenido algún problema con su Revolución tan querida, su Revolución tan querida le cambió de escenario un concierto y le llenó el público de policías. Pero señor Milanés (me parece un exceso de confianza llamarle Pablo, ¿de qué coño nos conocemos para eso?), su Revolución tan querida siempre fue un montón de policíaca mierda ensangrentada, siempre fue, desde el primer día, un proyecto totalitario. Y ustedes los guitarreros y escritorzuelos de la Revolución: cómplices, esbirros culturales. De los peores esbirros, de los esbirros que más daño hacen, es decir de los esbirros con talento.

Los cubanos de dentro y de fuera, ¿cuándo van a aceptar esa simple verdad? La Revolución siempre fue un proyecto criminal que condenaba a los cubanos al fanatismo ideológico, al hambre, y a la vileza. Nunca fue un proyecto humanista, siempre fue un proyecto totalitario liderado por una mafia asesina.

Todo lo demás son justificaciones, complejos de culpa y lavados de cara oportunistas.

5041

Lunes, 27 de junio de 2022

Están de moda las novelas de lesbianas si yo fuera lesbiana (ah, quién pudiera) me publicaría hasta Herralde, que es verdad que ya está chocho, pero sigue siendo el rojillo pero rico, Herralde, mucho prestigio. El tortillerismo, que se decía en la isla pavorosa, es hoy lo máximo. Si no eres lesbiana o maricón (¡o al menos mujer!) no eres nadie, literariamente hablando. Pero no basta con ser maricón o lesbiana hay que convertir tu mariconidad o tu lesbianismo en tesis y lucha de clase y filosofía y perspectiva de género y en lamento de chocho ultrajado por el maligno macho. Un chocho no puede ser un chocho y ya está, ha de ser un chocho reivindicativo. Y si no no. Yo mismo que soy maricón en mis ratos libres, pero escribo sin perspectiva de género, ay, no califico.

Lo peor que puede pasarle a un ser humano hoy día es nacer con pito.

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Domingo, 26 de junio de 2022_

Ya no es necesario organizar guerrillas o la llamada “lucha armada” para llevar a la izquierda totalitaria, empobrecedora y corrupta (toda) al poder. Los mismos pueblos estúpidos y cómplices a los que los guerrilleros secuestraban, violaban y asesinaban, los votan y los llevan al poder democráticamente. Véase Hispanoamérica. Una vez los enemigos de la democracia llegan al Gobierno comienza la colonización ideológica y el emputecimiento de los pilares democráticos: separación de poderes, libertad de prensa, justicia independiente. Y algunos ajustes a la Constitución Burguesa también son necesarios, naturalmente. Todo se pone al servicio de la ideología y de la Revolución “humanista” y se inventan (esto es fundamental) unos “poderes” (pueden ser económicos, mediáticos, o ambos) que pretenden impedir la voluntad del Pueblo encarnado en el líder. Conseguido esto, aunque sea parcialmente, resulta sencillo amañar procesos electorales y perpetuarse “democráticamente”.

Pero. Tranquilos. En España no puede pasar.

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Sábado, 25 de junio de 2022_

En España convertirán la mariguana el legendario porrito español tan glorificado por la cultura española, en medicina. Uso medicinal, dicen. España es un país de drogatas aquella famosa movida española fue poco más que un aquelarre de drogadictos algunos glamorosos no se puede negar. Desde aquel sal pa fuera drogadíctico que mató a tantos talentos la drogadicción para los españoles es una forma de épica. Pero las drogas no son una épica son una estupidez y un negocio criminal. Tengo el mayor desprecio por las drogas por los drogadictos y sobre todo por los tarados que llaman “uso recreativo” al acto de meterse en el cerebro cualquiera de esas mierdas ponzoñosas. Ah, sí, y me importa una mierda que las drogas (Escohotado) acompañen al hombre desde el principio de los tiempos, eso lo único que demuestra es que los seres humanos han sido desde el mismo principio animales grotescos.

Y no quiero acabar sin mencionar a los intelectuales, tan glamorizadores de la drogadicción, tan fundamentales en la conversión de España en el reino de los porretas y en un estercolero de drogatas orgullosos de su hedionda imbecilización.

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Viernes, 24 de junio de 2022

Candeladas. Qué hermosa palabra. Me la recuerda mi hermano José que me dice además qué palizas nos daban por ir a mataperrear detrás del muñeco de San Juan. El muñeco lo construíamos los muchachos con cualquier palo y diversos desechos que encontrábamos o robábamos de nuestras casas. Al terminar se alzaba imponente y salíamos cantando y bailando en procesión por el barrio, y al final lo quemábamos. Aquí no hay muñecos quemados sólo subnormales haciendo estallar cohetes y cualquier mierda explosiva. Paciencia. Y nos coge la medianoche en la terraza con un riesling alsaciano y una coca de crema y piñones.

Y hoy viene mi rubia preferida más apetitosa que nunca las masitas perfectas (se había dejado adelgazar) y se va en tetas a la piscina y yo que le alcanzo vino y plátanos fritos así no se puede cocinar. Pero qué voy a hacer, cocino. Han regresado las tetas a la piscina qué dicha.

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Jueves, 23 de junio de 2022

Nunca se ha llevado mejor un apellido: Bueno. Marta era como mi madre, pero en burguesa. Y después, con los años, un poco mi abuela María Blanco, las mismas arrugas hermosas de las hadas buenas y la cara rizada y las mejillas color carmín. En Cuba vivía en un barrio de ricos. Mi abuela Blanca trabajó en su casa muchos años como criada (o algo parecido); me cuenta mi hermano Nicolás que abuela a veces nos llevaba a casa de Marta a jugar con sus hijos Antoñito y Alex que tendrían más o menos nuestra edad. Yo no recuerdo nada de esas visitas. Mi hermano José es el archivo de la familia y Nicolás la memoria oral. En casa había una de esas fotos sepias que parecen sacadas de antiguos libros de leyendas. En ella se ve a mi abuela en el zoo de Miami, durante un viaje con la familia Bueno. El gran escaparate de mi abuela estaba lleno de vestidos fabulosos y zapatos con hebillas doradas, peinetas de carey, carteras de charol y otros tesoros que guardaba celosamente, regalos de la señora Bueno. Cuando mi abuela se vestía para salir, parecía una auténtica señora.

En la foto, estoy con Marta en el Golden Gate y es la hora de la niebla que suele borrar el puente, pero aún no lo borra y nos borra, y sopla un viento frío que la sonrisa de Marta entibia mientras yo, ha pasado algún tiempo desde mi llegada, ya he recuperado la mirada desafiante y el porte feroz.

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Miércoles, 22 de junio de 2022

Llegué a California en agosto de 1980. Aterricé (mi primer avión) en San Francisco. En el aeropuerto me esperaban Antonio y Marta Bueno, amigos de la familia, que me acogerían en el nuevo país. Antonio era aficionado a la fotografía y con toda seguridad fue quien hizo la foto. Un hombre serio, ordenado y austero, que había sido magistrado en Cuba y en el exilio trabajaba como funcionario de una agencia gubernamental dedicada a ayudar a personas de pocos recursos, jóvenes con problemas de drogadicción, menores embarazadas. En la foto, llevo una bolsa que contiene todas mis pertenencias. Libros, mayormente. Mi expresión es triste (creo) pero serena (creo). Me acompañan Antonio hijo (Antoñico), su novia, de la que he olvidado el nombre, y Marta. Antoñico era un muchacho enfermizo, que murió joven, y que tenía un gran telescopio que, en las noches claras, instalaba en el patio de su casa, que lindaba con la de sus padres. En ese telescopio yo miraba mi soledad en la inmensa soledad del firmamento. Tenía veintiocho años y venía del Miami cubano y de los botes marielitos y había trabajado en un taller de carátulas para discos y en una fábrica de cristales para rascacielos. El aeropuerto de San Francisco me pareció una ciudad. Nos llevó un buen rato llegar al coche. Mis nuevos amigos vivían en San José, una ciudad cercana. San Francisco era muy caro y ajetreado para ellos. Me veo avanzando por aquellos flamantes pasillos camino a una nueva vida (todos hablaban de una nueva vida). El principal propósito del viaje era trabajar mucho, reunir dinero para pagar las visas de la familia que había quedado en la isla. ¿Cómo me sentía? Lejos.

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