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Miércoles, 24 de julio de 2019

Hablaba con mi amigo Espada de coños rasurados o peludos yo como todo el mundo sabe soy de coños peludos que haya que entrar y abrirse camino entre la maleza hasta encontrar el nacimiento del Nilo. Las mujeres están locas pienso cada vez que veo un coño rasurado pero no digo nada porque cuando te ponen un coño en la cara cualquier otra consideración respecto a ese coño que no sea su cercanía carece de importancia. El odio a los pelos en el coño es cosa de los mariquitas de diseñadores de moda que quieren mujeres infantilizadas y andróginas porque no les gustan las mujeres y tratan de que se parezcan lo más posible a un adolescente afeminado. Creo.

Concluida la conversación, me quedé pensando en que en los coños pelones hay algo de regreso a la infancia ellas quieren mirarse el coño y ver la niña que fueron. Y entonces recordé la actual moda atroz de operarse para eliminar o reducir los labios vaginales y conseguir un coño de niña sin rastro de sexualidad. ¿Un paso más en la búsqueda del coño infantil? Podría ser. Entiendo a las mujeres que quieren eliminar toda señal de adultez de sus coños pero sepan que no se puede comer como dios manda un coño sin labios exteriores y si son protuberantes, mejor. La vida es como es.

Coda: Si lectoras y lectores míos aún no saben comerse un coño como merece y dios manda aquí les digo cómo hacerlo. Qué sería de ustedes sin mí.

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© Juan Abreu, 2006-2019