4012

Martes, 23 de julio de 2019

Seguí más o menos a los políticos esperando a Abascal. Por la novedad por primera vez que yo recuerde existía la posibilidad de que la realidad y el lenguaje recto irrumpieran en el Congreso. Casado y Rivera bien pero la palabrería era la de siempre, los lugares comunes los de siempre, el lenguaje amanerado amaestrado y empaquetado al vacío era el de siempre. Ni una palabra fuera de la jaula. Cuando hablaba Iglesias pensé que resultaba singular que su discurso bolchevique se considerara progresista mientras que el de Abascal fuese descartado por rancio. Lo que es la progresía española. Cuando por fin habló Abascal qué diferencia era la realidad irrumpiendo. Habló de comunistas y de los parásitos subvencionados para ampliar las posibilidades de nuestros culos o salvar el planeta, y habló de los asesinos socialistas. Yo salivaba. Ya era hora de que alguien llevara la realidad sin expurgar al Congreso. La realidad no es políticamente correcta la realidad es implacable y Abascal la metió en la sede de la soberanía española como una cuña de sanidad y de lenguaje recto. Qué bien.

Comentarios

© Juan Abreu, 2006-2019