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Viernes, 29 de marzo de 2019

A los cubanos exiliados (no hablo de los emigrantes) deberían concedernos una especie de bula ya sea papal o presidencial que nos autorizara a propinar una patada en el culo a los castristas españoles. Digamos que un exiliado (yo, por ejemplo) cubano está en un restaurante, un bar, un tren, un autobús, un programa de televisión o en plena calle o donde sea en España, y detecta, de cualquier modo, la presencia de un castrista español. Acto seguido, se dirigirá al castrista en cuestión y, luego de mostrarle el documento oficial que le confiere por ley el derecho a patear su culo castrista, le pedirá ponerse a cuatro patas y bajarse el pantalón o lo que vista, y le propinará una patada en su abyecto culo castrista.

En qué mundo más justo viviríamos si esto fuera posible.

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© Juan Abreu, 2006-2019