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Domingo, 24 de febrero de 2019

Ya sé que nadie se atreverá a decirlo, pero para eso me tienen a mí. Este reportaje es de lo más abyecto que se ha leído en largo tiempo en la prensa española llena de cosas abyectas y de chorradas malú. La principal abyección es que el periódico donde escribo publique ese cuentito sentimental (que apesta a hacerse perdonar por la jauría) esa crónica color rosa síndrome de Down esa apología de la enfermedad y esa frivolización demagógica de una de las mayores tragedias que pueden sufrir unos padres, la de tener un hijo enfermo. ¡Llega a decir la pareja que envidiaban a otras parejas con niños con síndrome de Down! Ay, pensaban cada vez que veían por ahí a una pareja con un niño con síndrome de Down ¡qué envidia, queremos uno! Hay que ser inmoral. Conozco un centro donde profesionales entrenados se ocupan con la mayor dedicación y paciencia y cariño de enfermos con síndrome de Down, un centro donde los padres heroicos dejan a sus hijos enfermos de Down y otras deficiencias cerebrales para poder ir a trabajar. Y. Les diré algo, es el horror. Toda aquella vida dañada y sacrificada. El horror.

Pensaba que el buenismo subnormal y el culogordismo colorines del periodismo español ya no podía caer más bajo. Pero vaya si puede.

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© Juan Abreu, 2006-2019