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Miércoles, 20 de febrero de 2019

Llego a la verdulería y la verdulera rozagante la de mejillas encarnadas a la que llevé mi libro lo había terminado y estaba exultante y la boquita pulposa y rosa y me dijo ¡me ha cambiado la vida tu libro!, y que ella era muy como mi personaje que se había dado cuenta leyendo mi libro (Diosa) y que se lo estaba haciendo leer a su novio y que ya le había advertido que aprendiera del libro que las mujeres no son del hombre que aman, comparten la vida ¡la vida! con el hombre que aman que lo que dice mi libro es una gran verdad la fidelidad nada tiene que ver con el sexo que ella, estaba convencida, seguiría siéndole fiel a su amado mientras follaba (ella dijo estaba) con otro y el resto de verduleras aprobaba entusiasta sí sí el amor es libertad no pertenencia y es querer lo mejor para la persona a la que se ama y a su novio que si quería follarse a otra que muy bien siempre que lo supiera ella la infidelidad no existe lo que existe es el engaño y se les veía tan felices a todas que me enternecí un poco, la verdad.

Podrían darme mañana mismo el Premio Nobel o el Cervantes o cualquier otra zarandaja por el estilo pero nada de eso sería comparable a este cambiarle la vida a mis verduleras que mi libro ha conseguido, qué feliz estoy.

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© Juan Abreu, 2006-2019