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Martes, 19 de febrero de 2019

Veo el programa del periodista Espada en el estercolero televisivo Mejides. Y lo primero que me pregunto es qué hace nuestro Espada en semejante lugar. Está lo de combatir el mal y la ignorancia donde se encuentre. Es verdad. Hay que encarar el mal, y hoy buena parte de él está en la televisión. Es verdad. Pero. No sé. Mejides es sólo otro barbado de última generación con el cerebro cuadriculado típico del mamalonazo periodista barbado socialdemócrata. Nunca había visto a Mejides, pero de verle la cara barbada y aquellas gafas saturninas me dije, qué mamalonazo. Hay que ser un total mamalonazo para salir con esas gafas por televisión. Espada pretendía responder a las preguntas de Mejides pero Mejides sólo estaba interesado en la corrección sensiblera y en accionar los resortes de la trampa. Primero sacó a una señora Falcón de ajado y hasta explosivo pasado mujerista-estalinista y después a un padre ofendido pobre hombre que prestó su desgracia y la desgracia de su hijo a semejante canallada.

Yo a Espada, dios me perdone, le recriminaría haberse tomado en serio al gafabarbas Mejides y que al hacer su mayestática salida, después de llamar tramposo al tramposo Mejides, no añadiera solemne: Ah, y otra cosa, mariconazo… ¿cómo prefieres comerme la polla, de golpe o por tiempos? Porque los tipos como Mejides no merecen que se les tome en serio y no merecen respuestas serias. Si hay que ir se va, pero se les trata como lo que son.

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© Juan Abreu, 2006-2019