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Viernes, 25 de enero de 2019

De Venezuela lo primero, como siempre debería ser cuando se habla de Venezuela, es lamentar que el golpe contra Chávez de 2002 fracasara lo único que tenían que hacer los militares era matar a Chávez, pero, ay, no lo hicieron. Cuánta degeneración, cuántos crímenes se hubieran evitado matando a Chávez. Dicho esto, que es algo de puro sentido común, he de confesar que al principio de lo de Guaidó me animé bastante pero se evaporan mis esperanzas a gran velocidad. No hay solución pacífica al problema venezolano. Los que hablan de solución pacífica hablan encaramados sobre los cuerpos de los muchachos asesinados en las calles de Venezuela. El pacifismo siempre juega a favor de los asesinos.

De la UE por otro lado no hay nada que esperar la UE no es más que un club social de burócratas bien pagados que se dedica a cultivar la nulidad política europea y nunca defenderán la libertad sobre todo si quien la conculca es de “izquierdas”. Los europeos, como demuestra la historia, son buenos para inventar ideologías totalitarias (comunismo, fascismo, nazismo) pero poco más. Los paraliza la cobardía, la grasa glútea, y la ambigüedad moral. Y en cuanto a USA, todo indica que ha perdido definitivamente su vocación imperial y el imbécil de Trump es palabrería vacía a la hora de defender el papel de USA como faro y guía de los hombres libres del mundo. Lo que tiene que hacer Trump es advertir a Cuba, Rusia, China e Irán de que esta vez no permitirá ninguna intromisión en Venezuela y si le pasa algo a Guaidó o muere un venezolano más a manos de los esbirros cubano venezolanos de Maduro, invadirá Venezuela.

Pero no lo hará, USA es ya un faro de libertad a punto de apagarse si es que no se ha apagado ya.

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© Juan Abreu, 2006-2019