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Domingo, 16 de diciembre de 2018

Veo el tráiler de una película de Icíar Bollaín llena de la mirada colonial y chocho necesitado típica de la intelectualidad española cuando tratan de Cuba. Ay están muertos de hambre es verdad pero qué felices y risueños, ay yo no viviría aquí ni un segundo pero para estos indios y negros está bien la dictadura. Ay, el pobre negrito que si no hubiera sido por la Revolución etcétera. También veo una entrevista con el pionerito saltarín Carlos Acosta dice que los negros no podían caminar por La Habana y otras tantas sandeces. A la foto de la escuela de mi infancia en Cuba remito al pionerito saltarín. Véase al negro director de la escuela, un señor formidable y miren a los alumnos. En fin hasta cuándo tendré que lidiar con toda esta imbecilidad toda esta ignorancia y toda mirada de chocho y de culo necesitado que es el cine español cuando llega a Cuba. Si a Bollaín le apetecía hacer un bodrio saltarían con el tema de los negritos cubanos podía haber hecho una película sobre los saltos que daba el negro Orlando Zapata para gritar por la ventana de su celda pidiendo la atención de los cineastas y de los intelectuales españoles, antes de que lo mataran a palos. Pero no hubo suerte. Entiendo que a ustedes cineastas españoles e intelectuales españoles les gusten los negros (a mí también) los comprendo perfectamente, pero por favor tengan un poco de vergüenza y dejen de comprar la mercancía podrida de la dictadura. ¡Han pasado sesenta años! Si no es mucho pedir.

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© Juan Abreu, 2006-2019