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Sábado, 9 de junio de 2018

“El 21 de septiembre de 1994, el diario Egin publicaba un artículo de Antón López Ruiz, alias Kubati. El asesino convicto del guardia civil Antonio Meto Melero, de José Tomás Larrañaga Arenas, de Juan Sánchez Sierro y de la que fue miembro de ETA María Dolores González, tras reconocer literalmente su odio hacia Gregorio Ordóñez, concejal del PP en el Ayuntamiento de San Sebastián, adelantaba ya el asesinato de este político que ETA perpetró el 23 de enero de 1995: Me despido de todos vosotros con desprecio y con el deseo esperanzador de que algún día, al poner la radio, oiga por ella una buena noticia que me alegre el día. Hoy, el etarra Antón López Ruiz, un criminal condenado a centenares de años de prisión por sus actividades terroristas, es un hombre libre que no ha mostrado ningún arrepentimiento por sus crímenes. En 2017, como dirigente de Sortu, rechazaba que los presos de ETA colaboraran con la justicia para esclarecer crímenes sin resolver. (…) Ese mismo año, casi coincidiendo con el aniversario del asesinato de Gregorio Ordóñez, López Ruiz era recibido en la sede del PNV por dos de sus dirigentes. El etarra acudió como representante del colectivo Kalera kalera, impulsor de una campaña de movilizaciones de apoyo a los presos de ETA, entre los que se encuentran los asesinos de Gregorio Ordóñez: Francisco Javier García Gaztelu y Juan Ramón Carasatorre Aldaz. Otro de los asesinos convictos, Valentín Lasarte, es ya un hombre libre después de ser excarcelado tras cumplir dieciocho años de prisión, de los cuatrocientos a los que fue condenado, y pese a no haber colaborado con la justicia, como exige la ley, en el esclarecimiento de otros atentados”.

Avanzo por el libro de Alonso, un libro crucial para entender la Historia reciente de España y para entender la obscena negociación de Zapatero con ETA (asumida por Rajoy). Y me pregunto a qué niveles de envilecimiento colectivo ha llegado la sociedad española que ha permitido esa negociación sin mayores protestas, mirando hacia otro lado y con la colaboración no sé si estúpida o vil de gran parte de la prensa española. Sólo una sociedad enferma aguanta lo que ha aguantado la sociedad española al nacionalismo vasco y a su ETA. Una sociedad que permite lo que cuenta el libro de Alonso (y no sólo lo permite sino que premia a los asesinos y sus cómplices con legalizaciones y escaños en el Congreso), es una sociedad sumida en la mayor abyección.

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