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Sábado, 21 de abril de 2018

Hemos plantado margaritas a la entrada de la casa y lo cierto es que alegran mucho el llegar. La hiedra por su lado ha renacido y la casa va adquiriendo esa funda verde que nos envolverá todo el verano. El limonero, lo miré hace un rato, tiene diez limones, pequeños aún. Las flores del manzano son blancas y lilas en el centro y en el naranjo huelen los azahares. Zumban las abejas. Creo que lo de cubrir el cerezo ha dado resultado porque ya le han brotado un montón de cerezas diminutas y verdes. Dicen que en primavera renace todo pero yo no lo creo todo es nuevo y es otro y nada renace ni regresa. Sin embargo en la cerca del fondo el jazmín que traje de Miami, unas raíces apenas envueltas en servilletas húmedas, se ha colmado de brotes bermellón y cuando florezca las noches serán la máquina del tiempo y serán la fragancia de la infancia. Todo acontecerá en mi cerebro, es verdad, pero ¿es que hay algo fuera de mi cerebro?

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© Juan Abreu, 2006-2019