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Martes, 10 de abril de 2018

He dejado pasar algunos días muy atento a El País a ver qué pasaba. No ha pasado nada. Se ha publicado como saben un libro tremendo que analiza la cacería a la que sometió El País y su director de entonces Javier169PortadasMoreno (así quedará para la historia del periodismo español) al señor Francisco Camps. El libro demuestra que, en el mejor de los casos, El País mintió y actuó de manera partidista e interesada. Interesada en hundir y desalojar de su posición al señor Camps. Yo me dije, después de leer el libro tremendo, algo dirá Javier169PortadasMoreno, algo dirá El País, y sobre todo me dije algo dirá alguno de los prestigiosos columnistas de El País. El libro tremendo demuestra cosas muy graves y apunta a los cimientos mismos (la praxis) del periódico para el que trabajan. Pero. Nada. Ni una palabra. Como si el libro tremendo no existiera, como si nunca hubiera sido escrito.

A mí esto me parece insólito, no sólo por la prepotencia y el desprecio por la verdad que denota el silencio del diario, también por la ausencia de nervio moral y de sentido de la justicia de sus columnistas.

Grandes, Amón, Bassets, Gabilondo, Lindo, (Lola Galán, ¡defiéndenos!) Jabois, Vicent, Trueba, Vidal-Folch, Montero, Millás (y el resto de la tropa), todos calladitos.

Alguien debería decirles que un periódico no es un corral.

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