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Martes, 3 de abril de 2018

Y como estoy en el Ampurdán: Cadaqués. Ya sé que tiene mucha fama pero infundada a mi juicio es un sitio completamente postalita. Uno de esos lugares de los que lees maravillas y cuando los visitas dices: ¿es esto? Con una playita congelada y una línea de costa llena de tugurios y encima unos roquedales que si te gustan es que eres una cabra. He estado allí varias veces y una vez me senté a tomar cerveza con amigos en un bar muy feo donde se sentaba Duchamp a jugar ajedrez. Eso es lo que pasa cuando vas a los lugares con literatos y gente así. Si quitas la pintura de Dalí y la casa de Dalí a Cadaqués, no queda nada. Un pueblo de pescadores como otro cualquiera. Los pijos barceloneses que se ven a sí mismos como aristócratas, se han inventado historias fabulosas sobre Cadaqués, pero no son más que inventos de pijos barceloneses que siempre se han creído (y creen) que se tiran el pedo más alto que el culo, que diría mi madre. Pero a fin de cuentas se lo tiran por el mismo orificio por el que nos los tiramos todos.

En fin, que no quería seguir de largo sin decir lo que pienso de Cadaqués.

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© Juan Abreu, 2006-2019