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Jueves, 29 de marzo de 2018

Me llegan informes de la mayor fiabilidad referentes a trabajos secretos y subterráneos en la Moncloa. Se trata, según mis fuentes en el edificio, de una urgente ampliación de la tuberías albañales del palacete. En los últimos meses se ha triplicado su capacidad pero no ha sido suficiente y los desbordes amenazan (según expertos) con alcanzar el Manzanares con el correspondiente peligro para la fauna fluvial y para los habitantes de la capital. Como todos habrán imaginado, se trata de la incontenible y creciente cagalera que aqueja al presidente Rajoy desde que comenzó al Golpe de Estado en Cataluña.

Cada vez que el señor presidente sale del baño sus asesores tratan de convencerlo de lo evidente, de que la única solución a la rebelión nacionalista catalana es suspender la Autonomía Catalana y tomar control real y efectivo de la región y sobre todo dejar de financiar a los golpistas que siguen en sus puestos de funcionarios españoles cobrando fabulosos sueldos a costa de los españoles a los que intentan birlar parte de su país. Pero el señor Rajoy cada vez que oye esto vuelve a meterse en el baño y le aumentan las cagaleras.

Hay gran preocupación entre las autoridades sanitarias porque si la marea de cagalera de Rajoy llega al Manzanares la situación puede provocar una grave crisis medioambiental. También se habla de trasladar las obras maestras de El Prado porque el torrente de cagalera presidencial podría eventualmente llegar al famoso museo y comprometer la integridad de las obras.

Viendo televisiones y leyendo diarios nadie lo diría, pero puedo asegurarles que la palabra que mejor describe hoy la política del Gobierno español en Cataluña es cagalera.

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