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Viernes, 16 de febrero de 2018

“Para curarse, es preciso ante todo voluntad de curarse. La tengo, aunque, hasta donde esto se puede decir sin afectación, también tengo la voluntad contraria. Es una enfermedad especial, si se quiere, una enfermedad prestada, muy distinta de todas aquellas con las que he tenido que vérmelas hasta el momento. Algo así como un amante feliz que dice: Todo lo anterior fueron sólo espejismos, sólo ahora estoy enamorado”.

Kafka literaturiza, también, la enfermedad. Cada vez hay menos realidad sin escritura en la vida de Kafka. La vida de Kafka es cada vez más, de palabras. Kafka es una gran máquina de literaturizar. La auténtica literatura, para Kafka, es la que alcanza el núcleo de la realidad. ¿Y de qué puede ser ese núcleo sino de palabras?

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