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Domingo, 21 de enero de 2018

Me escriben mi amigos alarmados. ¿Operarme? ¿Cambio de sexo? ¿Acaso he olvidado que tengo mi primer cerebro en el pito? No, no lo he olvidado. Respondo. Pero. ¿Han pensado ellos en el mundo que nos espera con Ophra y su Corte de Chochos Augustos generizando el mundo? Yo he escrito novelas futuristas y tengo cierto talento para anticipar el futuro, como ha quedado demostrado en mis libros. Lo que viene es un mundo en el que tendremos que decir culos y culas, senos y senas, anos y anas, brazos y brazas, manos y manas, cabellos y cabellas. Es aterrador. Y, por otro lado, les aseguro, lo del lesbianismo lo digo muy en serio. En el fondo mientras más lo pienso más me convenzo de que siempre he querido ser lesbiana. Ah. Y. Por otro lado, tras la operación ¡pasaría a ser parte, automáticamente, del colectivo LGBPHTNRXLLXMMWWZZ! ¿Se dice así? La verdad es que mientras más pienso en lo del cambio de sexo más ventajas le veo.

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© Juan Abreu, 2006-2019