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9 de julio de 2017

A veces creo que soy un escritor rápido y hasta raudo. Pero son cosas de mi cerebro, soy un escritor lento. Los hechos. ¡Ya en 2009! Véase.

Jueves, 9 de abril de 2009. – Paso los días mirando pájaros. El personaje principal de mi relato pretende ser uno de ellos. Despegan y aterrizan en el jardín. Urracas, estorninos, arrendajos, gorriones molineros, oropéndolas. Tengo que instalar un comedero.

Releo a Aristófanes. A Cyrano de Bergerac. Picoteo en las cartas de Rimbaud. Vuelvo a Kosinski y a sus crueles campesinos que lanzan al pájaro pintado para que lo destroce la manada. Pero mi pájaro es diferente: quiere abandonar la manada. Huye de la manada. Detesta la manada. Siente asco y tal vez al final cierta distante piedad por la manada. Se ha cansado de pertenecer: esa estafa.


El pájaro, posado en Miami.

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