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18 de junio de 2017.

El Subnormal Anaranjado ha ido a Miami y ha soltado algunas paparruchas en un teatro lleno de cubanos y los cubanos se han meado de emoción y han lloriqueado sumisos como acostumbran cuando ven a un presidente norteamericano o a cualquier anglosajón en general, y se dejaron pasar la mano por el lomo felices de que los engañen una vez más. Si algún cubano de Miami o de cualquier parte del mundo se ha creído una palabra de lo dicho por el Subnormal Anaranjado en Miami (y así ha sido, muchos lo han creído) he ahí la prueba definitiva (si es que fuera necesaria a estas alturas) de que los cubanos no merece sobrevivir. Yo propongo conseguir una bomba de neutrones y lanzarla lo antes posible sobre la isla pavorosa, esa es y siempre ha sido la única solución al problema pavoroso. Ah, pero, por favor, téngase en cuenta que los cubanos (sobre todo los que se han educado y crecido y vivido mucho tiempo bajo el castrismo) se parecen cada vez más a cucarachas y existe en consecuencia la posibilidad de que alguno sobreviva al ataque con la primera bomba de neutrones así que lo sensato sería lanzar al menos dos. La isla quedaría por fin desinfectada gracias a las civilizadoras bombas y entonces podría convertirse por fin en lo que merece ser y es desde 1959: un basurero. Un basurero como anticipé en mi novela Garbageland, de obligada lectura para todo pavoroso. No sería la primera vez que la realidad copia a la literatura, como se sabe.

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© Juan Abreu, 2006-2019