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25 de mayo de 2017

España vive una etapa de gran esplendor mamalón. Dondequiera que se mira lo mamalón florece entre universitarios analfabetos pero reinvidicativos, izquierdistas culogordos adoradores de doctrinas asesinas pero cargados de superioridad moral, y obreros ricachones que claman ¡Estiba o muerte! una de las consignas más mamalonas de la historia de la mamalonería universal. Yo estoy encantado, qué les puedo decir, la contemplación de lo mamalón me divierte mucho cada mañana paso un buen rato mirando las tertulias de la televisión española donde lo mamalón es ley de vida. Qué gran momento mamalón vive España. Prueba absoluta es el triunfo de Sánchez, quintaesencia del mamalón (un mamalón total hasta cara de mamalón tiene) rodeado de culogordos mamalones que con el puño en alto cantan el himno asesino de los comunistas. Y otro ejemplo, no por necesario sino porque me da gusto ponerlo: el gobernador de la provincia catalana (un funcionario español no hay que olvidarlo) llama a la sedición y a la traición a España y el presidente de España (supremo mamalón donde los haya) no manda a la Guardia Civil a arrestarlo por sedicioso y traidor sino que se limita a decir mamalonadas con cara de ocasión y con cara de mamalón profesional naturalmente.

Nunca pensé que en un país lo mamalón llegara a adquirir carácter de divisa nacional. Pero. Véase España.

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