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Todo viaje a Cuba de un artista o intelectual ( bailarín, cantante, dramaturgo, cineasta, músico, pintor o escritor cubano), es una frivolización de la dictadura. Toda actividad relacionada con su talento creador allí realizada: exhibiciones, lecturas, conciertos, charlas, declaraciones estéticas, entrevistas en los libelos castristas radio televisión o prensa escrita es una frivolización de la dictadura y es una contribución al fortalecimiento de la dictadura y es, naturalmente, una burla y una ofensa a las víctimas de esa dictadura.

Digo esto de la manera más simple posible porque “las imposturas intelectuales siempre exigen una jerga tortuosa, mientras que los valores fundamentales se pueden definir normalmente con un lenguaje claro y simple”.

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