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Los venezolanos salieron a las calles ayer contra Maduro y fue un espectáculo hermoso que a cualquier cubano libre (es decir, exiliado) le provocó una gran envidia. Yo mismo ayer mirando la televisión sentía una envidia descomunal. Los venezolanos aún son seres humanos y aún son ciudadanos mientras que los cubanos ya son sólo esclavos que no sabrían reconocer la libertad ni aunque se la restregaran por la cara. Un cubano ya es sólo un animal de carga y la sumisión es para un cubano un asunto genético. Tendrán que pasar varias generaciones después que los castro y los castristas más relevantes sean aniquilados (única solución), para que en esa isla pavorosa vuelvan a nacer cubanos con necesidad de libertad.

Pero. Ay. Junto a la envidia sentía yo también una gran tristeza. Porque escuchando a los líderes de la oposición venezolana entendí enseguida que no tienen ni idea de con quién están tratando. Raúl Castro (que es quien gobierna en Venezuela) no permitirá que Leopoldo López salga de la cárcel, ni permitirá que los venezolanos devuelvan la democracia a su país. No hay caminos pacíficos hacia la libertad contra el fidelismo y el castrismo, como demuestra el caso cubano.

Hay que armarse, y hay que combatir.

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© Juan Abreu, 2006-2019