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Portugal (6)

Cuando regreso al hotel cansado de trepar como una cabra por la ciudad, ya duchadito y hasta con el pito entalcado, me pongo a ver las OLIMPIADAS. Lo que pongan, pero sobre todo el voley playa porque me gusta mirarles el culo a las jugadoras. Hay quien piensa que si le miras el culo a las jugadoras de voley playa eso quiere decir que sólo ves culos y que denigras a la mujer y que la reduces al culo y que mirarles el culo automáticamente te convierte en un monstruo; eso es una enorme tontería, y es reducir a los hombres, por cierto. Veo las OLIMPIADAS hasta tarde, con los dedos cruzados y deseando cuando compite algún atleta pavoroso que pierda el atleta pavoroso, que tropiece si corre o que se caiga de las barras paralelas y se rompa un hueso. Eso es lo que más me gusta de las OLIMPIADAS, ver perder a un atleta pavoroso. Ni Allyson Felix, ni Phelps, ni Nadal, ver perder o ver descalabrarse a uno de esos esbirros es lo que más me gusta.

No se crean ni por un segundo que esos atletas no son esbirros al servicio del régimen, si representas a una dictadura asesina eso es lo que eres. Un cómplice y un esbirro. Otra cosa es, claro está, si el atleta es cubano pero exiliado, es decir excubano, que es la mejor manera de ser cubano: ¡entonces le deseo lo mejor y cruzo los dedos para que gane y salga a celebrar con otra bandera y no con el trapo repugnante que es la bandera cubana!

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© Juan Abreu, 2006-2019