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Portugal (5)

Sigo con César Aira y mi problema con Aira es su afán por hacer literatura. Y a mí que cada día me interesa menos la literatura, lo único que me interesa ya cuando escribo es hablar claro. Sin embargo la manera en que comienza su crónica sobre el viaje a La Habana es magistral: “La primera mañana fui a la casa de Lezama Lima. Sucedió un poco por casualidad: salí a caminar para ver la ciudad, y como no hay mucho que ver porque todo está en ruinas, todo es sucio y sórdido y uno trata de pasar de largo lo más rápido que pueda, dejé atrás la Habana Vieja, de pronto estaba en Prado y se me ocurrió que la calle Trocadero no debía estar lejos”.

Y cuando Aira llega a la casa de Lezama todo es aún más sórdido, hay una policía a cargo del discurso histórico naturalmente y todo está en ruinas y se lo han robado todo: los libros de Lezama sus cuadros sus amados objetos mitificados, todo. Un gobierno de ladrones y un país de ladrones.

Sólo se me ocurre una cosa más abyecta que el panorama abyecto que describe Aira y esa cosa es un escritor cubano de visita en esa isla estercolero. Hay que ser muy sumiso y hay que ser muy miserable.

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© Juan Abreu, 2006-2019