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3.
Esto no quiere decir que dejemos de ser enemigos de los Castro. Hay que largarse, naturalmente, porque la libertad es el bien supremo y en Cuba fuera de la cárcel no es posible ser libre. Y una vez a salvo en algún país civilizado, seguir haciendo lo que se pueda para que no se olviden los crímenes de los Castro. Pero sin engañarnos a nosotros mismos. La dictadura no caerá por las buenas. A lo sumo será en el futuro una especie de China (aunque siempre una China muerta de hambre: ni la geografía ni la demografía acompañan), una finca tropical esclavizada y explotada por una familia, los Castro; lo mismo que es ahora, se entiende.

Estamos cada vez más solos, sí. Hemos sido derrotados, cierto. Pero eso no quiere decir que tengamos que perder la vergüenza o comportarnos indecentemente.

Tampoco hay que buscar reconciliación alguna. Lo de la reconciliación es una estrategia del DSE cubano y un invento de los Castro. Una manera de neutralizar a sus enemigos. ¿Por qué habíamos de reconciliarnos con esa gentuza que sigue esclavizando a los cubanos? ¿Reconciliarnos con los asesinos? Nadie le pide a los judíos que se reconcilien con los nazis.

Si alguna vez los castristas se mostraran arrepentidos e interesados en pedir perdón por sus múltiples crímenes, bueno, sería un buen comienzo.

Mientras eso no suceda somos enemigos y así será hasta el final y lo mejor de todo en mi caso aún después.

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