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Martes, 28 de mayo de 2019

Hablo con mi hijo y sus hijos en Miami y los veo en la pantalla saludables encantados de la vida. El joven abreu se dispone a comenzar la universidad (también trabaja, cuando no está en la escuela) y las pequeñas abreus me enseñan sus juguetes y sus dibujos ¡la pelirroja ya pinta mejor que yo! Viven en una confortable casa (que compraron con su dinero son muy trabajadores mi hijo y su mujer) en un apacible y céntrico barrio miamense y mantienen a sus tres hijos a los que no falta nada y tienen tres coches y cada niño tiene su habitación bueno las dos pequeñas abreus comparten habitación. Y el joven abreu me olvidaba ha ido a una escuela de élite carísima (es muy importante con quién te juntas a esa edad, dice mi hijo) que también han pagado mi hijo y su mujer con su trabajo. Son una típica pareja trabajadora de clase media hijos de cubanos que llegaron sin un centavo a America. Hijos de muertos de hambre. Mi hijo es un exiliado así se considera aunque afortunadamente ya es más norteamericano que cubano así sus hijos y su mujer. Historias como la de mi hijo son lo más común en America un país libre y generoso que ofrece a los refugiados y emigrantes no limosnas sino la oportunidad de lograr lo que sean capaces de lograr con su dedicación y su esfuerzo.

God Bless America, es lo que quería decir.

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© Juan Abreu, 2006-2019