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Jueves, 28 de febrero de 2019

Hace algún tiempo un político español dijo la mayor sensatez que se ha dicho en España en décadas, dijo que había que españolizar a los niños catalanes. Algo lógico y especialmente necesario en Cataluña donde el sistema escolar tiene como objetivo desespañolizar a los niños. Españolizar a los niños es algo que debe hacerse en toda España. Es de sentido común. Y es urgente. La más importante batalla que han de librar los españoles no atañe a los traidores racistas antiespañoles catalanes y vascos sino al terruñerismo español.

Pensé en esto nuevamente al escuchar al buen amigo Girauta decir que ya no sería catalán que ahora sería toledano. Lo primero que me dije (ya conocen ustedes cómo funciona mi irrespetuoso cerebro) fue ¿qué coño será un toledano? Con lo bonito e instructivo que hubiera sido que el amigo Girauta se reconociera sencillamente español, que lleno de natural orgullo ciudadano declarara superada la tara terruñera que lo aquejaba y, haciendo gala de su fino intelecto, elaborara sobre este crucial asunto y señalara al verdadero enemigo en la sede de la soberanía nacional. Pero. No. Toledano.

Qué oportunidad perdida.

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© Juan Abreu, 2006-2019