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Lunes, 18 de febrero de 2019

Me levanté de madrugada a orinar la ballena ausente desde hace meses y cuando me saqué el pito ascendió de mi pito una vaharada y olía la vaharada de mi pito como el más exquisito perfume que haya existido jamás qué Chanel No. 5 qué Dior qué Yves Saint Laurent ya quisieran por un día de fiesta esos mejunjes es una pena que ustedes queridos lectores no pudieran oler el olor de mi pito. Quedé en éxtasis un buen rato apoyado como suelo en la ventana que da al patio del vecino mirando el espacio oscuro al que acudía antes la ballena y como todo hombre que se precie lamentaba no llegar.

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© Juan Abreu, 2006-2019