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Jueves, 17 de enero de 2019

El problema español y el problema de los ciudadanos españoles libres e iguales comienza cuando un español usa el mini gentilicio para definirse, soy catalán, dice, soy vasco dice, soy gallego dice, soy andaluz dice o soy murciano, malagueño, valenciano o semejante, dice. Cuando dice eso ya percibes con máxima claridad la impronta tribal rudimentaria de sus cerebros y comprendes que de inicio en España posiblemente todo esté perdido. Por eso resulta paradójico (y un tanto cómico) ver a miembros de esas tribus revolverse contra el nacionalismo.

El nacionalismo no es más que la misma tribu de siempre, pero mejor organizada. Cuando dices ¡soy catalán! ¡soy vasco! ¡soy andaluz! o semejante ya te has pintado la cara con sangre y te has metido en la cueva y estás danzando como un nacionalista más en torno a la hoguera.

Me cago en mi tierra.

Esa es la única frase verdaeramente saludable y verdaderamente esperanzadora y la única frase que verdaderamente necesitan gritar y defender los españoles ahora.

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© Juan Abreu, 2006-2019