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Miércoles, 19 de diciembre de 2018

La obsesión de Cs y la izquierda española con VOX tiene que ver, creo, con cierta compartimentación cerebral típica de la progresía y de la socialdemocracia española (que son lo mismo). Este fenómeno se manifiesta sobre todo en intelectuales, artistas, políticos y estudiantes universitarios. En esa compartimentación cerebral todo lo referente a la izquierda es un espacio ventilado y sobre todo un espacio de humanidad rosa con puertas y ventanas y paisajes primaverales y mucha luz donde quiera que se mire. Contrariamente, el espacio en esa compartimentación cerebral ocupado por la derecha es un espacio bárbaro, sombrío, invernal, cavernario y carente de ventilación y de todo tipo de puerta, ventana o luz. Una vez instalada esa compartimentación en el cerebro español (un proceso que comienza muy temprano) ya no se desactiva jamás. Quiero decir que esa compartimentación es ajena, incluso, a la cultura, la inteligencia o la razón. Y este síndrome de cerebro compartimentado, política y moralmente compartimentado, afecta hasta a las inteligencias más preclaras del panorama intelectual español. Y esa particularidad (iba a escribir atrofia) cerebral es lo que les permite combatir, pero también aceptar como interlocutores válidos a conspiradores, golpistas catalanes, traidores socialistas y etarras vascos, pero no a VOX.

Derecha mala, izquierda buena, les dice su compartimentado cerebro. Y así van por la vida como zombis inmaculados. Y así van por el mundo dando lecciones de moral.

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© Juan Abreu, 2006-2019