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Domingo, 18 de noviembre de 2018

Hace un par de noches fui al aeropuerto a la Terminal 2 y estacioné y en lo que crucé el estacionamiento y llegué al horrendo mural de cerámica de Joan Miró me vi en medio de más de cien ratas, algunas de buen tamaño. Iban de aquí para allá tranquilamente con la tranquilidad de quien se sabe dueño de un territorio. Yo daba saltos para no tropezar con ellas y en cierto momento cuando me vi rodeado empecé a gritar ¡Colau! ¡Colau! con el fin de que viniera a sus pequeños cerebros la imagen de la alcaldesa y así asustarlas pero para mi sorpresa se pararon todas en dos patas y comenzaron a aplaudir.

No tengo ni idea de porqué harían eso.

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© Juan Abreu, 2006-2019