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Martes, 16 de octubre de 2018

Me manda mi hermano dos imágenes de la infancia. Una de la Iglesia de Jesús del Monte en 1925; cerca de esa iglesia, vivía una de mis abuelas y una hermana de mi madre. Y la otra la calle de Marqués de la Torre (de 2008, diez años después será todo mucho peor), a la que daba una escalinata, ahora en ruinas, que conducía a la iglesia y de la que tenía buenos recuerdos: una calle asfaltada de cuidadas aceras y casas pintadas un típico barrio civilizado de clase media obrera de la Cuba republicana. Véase a qué la ha reducido el fidelismo el castrismo el socialismo y el comunismo. Me ha provocado una gran tristeza ver esos paisajes conservados en mi cerebro y ahora completamente envilecidos por la Revolución libertadora. Toda revolución social es degradante y siniestra y la cubana la más degradante y siniestra de todas. No me canso de dar gracias al dios de la fuga el único que existe por haber escapado de la isla y no me canso de lamentar que no se haya bombardeado e invadido a tiempo la isla e incluso lamento que no se le invada ahora mismo, aunque ya aquello no tiene remedio.

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© Juan Abreu, 2006-2019