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Domingo, 14 de octubre de 2018

En mi barrio había también un mariguanero, Un mulato flaco, Juan Almeida, que con el tiempo llegó a Comandante de la Revolución. Era el negrito de la Revolución, Almeida, a pesar de que era sólo mulato. La Revolución siempre fue y es blanca, y Almeida era como el negrito de muestra. Lo exhibían en todos los actos. Pasados los primeros años, el Comandante Almeida se metió a compositor y los mejores cantantes del país cantaban sus espantosas canciones. Y siempre se le podía ver cuándo los Castro lo necesitaban, en la tribuna o en televisión, para apoyar alguna de sus tropelías o el fusilamiento de un infeliz. Cuando en el barrio veíamos pasar al mariguanero Almeida pensábamos que no se podía caer más bajo y que no se podía ser algo peor que el mariguanero del barrio.

Pero se podía.


Pronto. El gen de Dios. Mi mejor libro (tal vez).

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© Juan Abreu, 2006-2019