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Martes, 25 de septiembre de 2018

Solito. A las cuatro al aeropuerto. En el cielo las estrellas antes de entrar al túnel me recuerdan a La Giganta corriéndose para nosotros en Madrid. No quiero vivir sin ti me dices a veces yo tampoco te contesto, así que a algún acuerdo de extinción conjunta debemos llegar. Lo que es el amor lo que es la felicidad. No dormí apenas me levanté a orinar dos veces y como la ballena suele venir a la piscina del vecino en invierno, espero que pronto aparezca. Tiene lógica, las aguas frías. Siempre la pienso en las profundidades matando calamares gigantes y siento una extraña nostalgia. De matar, supongo. Hay en el jardín un corretear a ras del suelo, hay un vientecito que en las hojas rumia. Serán las dos o las tres. Algunas veces, tengo deseos de saltar la valla y sumergirme y bucear a ver si encuentro el punto en que lo casero entronca con los océanos pero no lo hago me quedo mirando con el pito en la mano desde la ventana. Dudo. Tiene lógica. Las aguas frías. Lo que es el amor lo que es la felicidad.

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© Juan Abreu, 2006-2019