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Miércoles, 12 de septiembre de 2018

A Javier Bardem lo vi una vez es de esos tipos sin frente ni cogote, la boca toda encía y bajito y con un poco de giba. Quedé asombrado. ¡Y esto es un sex simbol!, me dije. Luego está lo que tiene en el cerebro Bardem pero ahí no entraré que me acabo de duchar.

Y ahora me entero de que no se le pone dura a Bardem. Y ha de tomarse una pastillita (como buen comunista, nótese, Bardem ha convertido la pastillita en un negocio) para cumplir con la Cruz. Nada que objetar, naturalmente, yo si lo necesitara también me tomaría una pastillita y hasta dos. Pero. No sé por qué enterarme de que huevos de oro Bardem tiene la picha floja (y hasta corta tal vez) me ha dado un poco de penilla.

Soy un sentimental.

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© Juan Abreu, 2006-2019