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Lunes, 3 de septiembre de 2018

Estoy limpiando la cocina y me pongo a pensar en aquellas barracas interminables del ejército y en cómo las limpiaba sin camisa y musculoso aunque flaco y desnutrido y mis ojitos verdes. Y lleno de furia naturalmente. Hay que venerar a las Furias e invocarlas todo el tiempo contra nuestros enemigos lo demás son mamalonerías. Limpio la cocina y de algún modo otra vez las interminables barracas del ejército y me doy cuenta de que a medida que envejezco me gustan más y más estas actividades solitarias y caseras tan llenas de humanidad. Lo sucio y lo feo y lo vulgar y lo colectivo merman la humanidad, así el comunismo el populismo (cúspides de la vulgaridad) y naturalmente el llamado Pueblo y todo lo que se distancie del ser individual y pretenda masificar y homogeneizar.

Limpio la cocina y las barracas del ejército y pienso eso y hago un alto y subo a escribir esto.

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© Juan Abreu, 2006-2019