3577

Jueves, 26 de abril de 2018

Ha florecido el jazmín y cuando me acosté, pasada la medianoche, me llegó aún tenue su perfume. La mayoría de las flores permanecen cerradas, cuando vayan abriéndose su fragancia irá aumentando hasta ser un hervor dulce y acompasado. El primer jazmín que recuerdo estaba junto a la ventana del cuarto de mi abuela, la ventana que daba al portal al almendro y a la calle rota. Los capullos de las flores del jazmín son como lanzas y apuntan a la luz y al cielo. En los próximos días florecerá completamente y alcanzará su mayor esplendor en las noches. Al cerrarse la noche, el blanco de las flores produce una neblina una llama fresca un fulgor. Yo me pongo a mirar ese fulgor del jazmín en las tinieblas y a veces pienso que el jazmín teme, como todos nosotros, que se lo trague la oscuridad.

Comentarios

© Juan Abreu, 2006-2019