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Jueves, 15 de marzo de 2018

“A los norteamericanos les encantan las historias de éxito, así que nunca esgrimirán el éxito honrado contra nadie. Lo cual es verdaderamente liberador para los que aceptan el reto. Los europeos están mucho más divididos por el rango y la clase, y tienden a poner la seguridad por delante de las oportunidades. El éxito se contempla con sospecha. No es casualidad que la lengua francesa sólo ofrezca etiquetas negativas para la gente hecha a sí misma, como nouveau riche o parvenu. El resultado en algunas naciones, ha sido la paralización económica. Cuando veo a veinteañeros marchando por las calles de París para exigir la protección del empleo, o a gente mayor reclamando la jubilación a los cincuenta y cinco años, me siento súbitamente identificado con los conservadores norteamericanos que detestan las prerrogativas. El Estado no es una ubre de la que uno puede extraer leche cuando le apetece, pero así es como parecen verlo muchos europeos”.

Leo en mi butacón soleado.

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© Juan Abreu, 2006-2019