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Martes, 16 de enero de 2018

Una amiga pavorosa, que nació en la isla pavorosa quiero decir, fue a Madrid y me alegro por ella porque nunca había estado en El Prado, imagínense. Hablamos. Qué bien. Goya. El Bosco. Pero. De pronto me dice que tengo que ir cuando vaya a Madrid a un restaurante (dice el nombre) de comida cubana allí, qué bueno, dice. Y yo inmediatamente que cómo se le ocurre yo no voy ya a restaurantes de comida cubana porque la comida cubana es una comida primitiva y mediocre que apenas existe, es, básicamente, una rudimentaria excrecencia de la comida española, pero, además, porque la mayoría de esos restaurantes cubanos en España y en Europa los regenta la policía política cubana y son parte del entramado que se dedica en los países libres a recaudar divisas para el Mamalón en Jefe (léase Raúl Castro) y que yo no colaboro con el enemigo. Le digo. Hay que vivir rectamente.

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© Juan Abreu, 2006-2019