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20 de septiembre de 2017

Por fin los primeros arrestos. Pero sigue la cháchara. Que si hay que dialogar después del 1 de octubre, que si el llamado problema catalán es un problema político. No lo es. Es una sublevación. Hay que suspender la autonomía catalana, y hay que desbandar a los mossos. Un cuerpo policial español no puede tomar partido contra el Estado español sin ser disuelto de inmediato, movilizando al Ejército si es necesario.

El PSOE, como era de esperar, intenta subvertir la acción del Gobierno contra la sublevación de los nacionalistas catalanes y los populistas fidelistas catalanes, porque lo más importante para el PSOE es el PSOE y el odio al PP. Pero. El Gobierno español hoy (nos guste o no quién lo encabeza), como en aquella hermosa escena de Master and Commander, es España. Ese navío que se dispone a entrar en combate no es un partido u otro, es España. Los nacionalistas catalanes y los fidelistas de Colau y su Pisarello (o al revés) han perdido toda credibilidad ciudadana, se han convertido en soldados de una sublevación contra España y contra los ciudadanos españoles. No hay nada que dialogar, se dialoga con ciudadanos, no con soldados de una sublevación contra la democracia y la libertad y la igualdad de los españoles. El tiempo de los diálogos, si lo hubo, ya pasó. Ahora, en nombre de los españoles libres e iguales el Gobierno español tiene la obligación de derrotar a los sublevados. Contundentemente. Antes del primero de octubre.

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