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15 de septiembre de 2017

Se va cerrando la pinza antidemocrática formada por los nacionalistas catalanes y los populistas fidelistas. Si alguien pensaba todavía que la alcaldesa Colau y su Pisarello (o al revés, en este tipo de conspiración nunca se sabe quién manda en verdad) no eran tan independentistas y tan antiespañoles como los nacionalistas catalanes es hora de que despierte de su sueño. Un sueño imbécil, por cierto. Cuando termine de cerrarse la pinza (uso aquí la palabra en un sentido militar, obviamente) poco quedará de España y del Estado español en Cataluña.

¿Despertará el pusilánime Rajoy por fin al sentir el crujido militar de las huestes nacionalistas y las turbas populistas fidelistas perfectamente sincronizadas y desplegadas ante la bovina mirada del Gobierno español? Ojalá. Pero. Me temo que Rajoy prefiere pasar a la historia como un Chamberlain de bolsillo.

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