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22 de agosto de 2017

La alcaldesa Colau ha intentado argumentar, a su pobre manera, sobre la ausencia de los recomendados bolardos para proteger La Rambla. Resultaba patético verla farfullar en televisión. Es obvio que el motivo por el que no se colocaron los bolardos fue su mear (marcar territorio) tribal y catalanista contra el Gobierno español, del que provenía la recomendación de instalar bolardos. Según la alcaldesa ya habían controles y seguridad y vigilancia a cargo de los mossos y los bolardos españolistas no hacían (ni hacen) falta. Bueno. Pero. La furgoneta del asesino recorrió más de medio kilómetro por entre los controles de seguridad de los mossos y por entre la vigilancia de los mossos y de la alcaldesa Colau sin la menor oposición, sin que apareciera un miserable policía catalán de los controles y la seguridad y la vigilancia de la alcaldesa Colau y le disparase. Medio kilómetro. Y después de ese medio kilómetro el asesino se apeó de la furgoneta y escapó a pie tan tranquilo sin que ningún mosso de los controles y la seguridad y la vigilancia de la alcaldesa se dejara ver. Esto deja claro naturalmente que la seguridad y la vigilancia y la política anti bolardos impuesta por la alcaldesa Colau era, dicho suavemente, una mierda. Una mierda que ha costado la vida, hasta el momento, a quince personas.

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