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3 de agosto de 2017

En La loma del ángel, la desenfadada y herética versión de Cecilia Valdés, que escribiera Reinaldo Arenas, hay un capítulo muy cómico y fulgurante, el capítulo XXXI, titulado El baile de la Sociedad Filarmónica. A dicho baile todos los invitados deben acudir portando enormes antifaces, es una cuestión de vida o muerte. Pero dejemos que Arenas lo explique: “¿Cuál era la razón de que lo más rancio de la nobleza habanera entrase con los ojos completamente vendados a aquel regio salón de baile? El colosal retrato de Fernando VII, que enclavado en la gran pared trasera dominaba todo el recinto. Tan espeluznantes eran los rasgos de aquel retrato (y por lo mismo copia fiel del original) que toda persona que hasta la fecha lo hubiese visto había caído muerta al instante”.

Recuerdo la novela de Arenas y ese retrato de Fernando VII al ver en el diario de hoy una fotografía de Cristina Narbona.

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