3283

26 de junio de 2017

Kertész: El primer día en Madrid, esa ciudad construida con elegancia y grandeza, cuya pompa imperial contrasta tan agradablemente con la pompa mezquina de las ciudades imperiales de Europa central y del Este. Madrid quizá sólo pueda compararse con Petersburgo, con la diferencia de que Madrid sigue siendo hoy lo que es y no se ha convertido en una ciudad museo. Conferencia de prensa, por la noche presentación con un radiante Juan Cruz, que desconoce la mesura, pomposo almuerzo, pomposa cena, al día siguiente a las cinco de la madrugada el despertador y viaje a Barcelona, donde me esperaba lo mismo. M. y yo decidimos oponernos tenazmente en el futuro a todas las invitaciones de este tipo. El atentado de Madrid, la manifestación, en la que nosotros también participamos, Mihály Dés, que trató de desacreditar mi trabajo en el estrado y al que por eso interrumpí y ridiculicé delante del público (un caso interesante, que podría analizar largo y tendido si tuviera ganas), ese mismo día por la mañana la periodista que me preguntó si creía que los israelíes están preparando campos de concentración para los árabes.

¡Campos de concentración judíos! A Kertész lo alcanza naturalmente en la Barcelona periodística la bajeza progre antisemita característica de la progresía periodística y de la progresía en general barcelonesa.

Comentarios

© Juan Abreu, 2006-2019