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8 de junio de 2017

Ya echó a volar. Con sus plumas nuevas y su pico de sangre. Con sus garras de espuma y con sus verdes ojos. Con sus nanomáquinas y su amor perdido y su narval que entona una última canción. Ya echó a volar . No está solo. Él es solo, como debimos suponer. Pero esa soledad tiene voces y el pelo crespo y una blindada obstinación. En el fondo está Miami, fundamentalmente, aunque un trozo de Europa al final. Es el libro de un exiliado, no de un emigrante qué denigrante para un cubano eso de emigrante al que se atreva a llamarme emigrante lo abofeteo. Ya echó a volar. Va hacia el bosque y allí lo aguarda el lobo feroz. Fluyan mis lágrimas dice el policía, y comienza a llover. Y pasan los hermanos escritores y pasa la madre bellísima y pasa la venganza naturalmente esa impoluta fuerza bienhechora. Para los que hablan mal de la venganza tengo dos palabras: Ilíada, Odisea. Vean como se desplaza triunfante por la pasarela con su mirada limpia y su esperanza. Ya echó a volar. Ahora estaría bien que ustedes lo dejaran anidar en vuestro corazón.

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© Juan Abreu, 2006-2019